“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma” –  Carl Jung

Te cuento que conocí el porno hace años, cuándo mi mamá sacaba unas revistas de debajo del colchón de la cama de mi hermano, lo regañaba, las rompía y las botaba en la basura.

En un descuido de mi mamá, yo curiosa como siempre, iba a mirar a la basura, de qué se trataba.

Cuando ingresé a la universidad, en las esquinas dónde vendían libros, había siempre una pequeña sección, que decía solo para hombres, allí veía desde lejos, revistas con fotos similares a las que mi mamá rompía.

También había unas salas de cines en la ciudad, que en la fachada tenían XXX,  no debíamos ni pasar por allí.

Decían que sólo proyectaban películas XXX, pobre al que vieran entrando o saliendo del sitio.

Posteriormente escuchaba cuándo llegaron los BETA, el VHS y el DVD, que a los chicos les daba vergüenza tener que ir a alquilar una de las peli XXX.

Más adelante, cuándo a las casas llegó la televisión por cable, el acceso a canales porno, representaba un pago adicional, que además debía tener clave para acceder.

¿Tú, recuerdas cómo conociste el porno?

Hoy con las tecnologías, todos sabemos que el porno está a la orden del día.

Con solo un movimiento del dedo, el porno está disponible para ojos de todas las edades, sin importar el género.

Te comparto una definición que encontré, entre muchas:

Porno: “acortamiento coloquial de pornográfico y acortamiento coloquial de pornografía.”

Pornografía: “presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación”

Te comparto un poco de historia:

“La palabra se refería originalmente a cualquier obra de arte o literatura que representara la vida de las prostitutas. 

Aunque lo orígenes de la pornografía son claramente antiguos, su historia temprana es oscura, porque no se solía considerar digna de ser transmitida o preservada. 

Sin embargo, en las obras artísticas de muchas sociedades históricas, incluyendo a India (Kamasutra), Grecia y Roma antiguas, las imágenes eróticas eran comunes, y a menudo aparecía en contextos religiosos. 

La invención de la imprenta llevó a la producción de ambiciosas obras de literatura pornográfica, que se proponían divertir a la vez que excitar. 

En la Europa del s. XVIII, la pornografía se convirtió en un vehículo para protestas sociales y políticas.

 El desarrollo de la fotografía y del cine en los s. XIX y XX contribuyó enormemente a la proliferación de la pornografía.

Lo mismo ocurrió con la aparición de Internet a fines del siglo XX”. 

Si te estás preguntando, ¿por qué hablar de porno es importante?

Quiero que sepas, que es mi manera de decirte sin tapujos, que es necesario comprender y aceptar lo que sucede, tanto por motivos personales, como el auto conocimiento.

También porque si tienes hijos, te puedo asegurar que han visto en este momento, tanto en soledad  como con sus amistades, más porno que tú.

Hacemos parte de una sociedad, en la que nos encanta mentir, negar y fingir que nada sucede, a sabiendas que no es cierto.

El porno buscando excitar, genera que la persona que lo observa pierda de vista otros sentidos a parte del de la vista y el oído, porque la relación erótica real, utiliza todos los sentidos, más la imaginación.

El olor, el sudor, las palabras, los gestos, el tacto, hacen parte de un encuentro de pieles real, que lleva también consigo, las inseguridades calladas que cada ser humano tiene en su interior.

El porno distorsiona la realidad del erotismo, porque hace que quien lo observa, pierda de vista la excitación real, de dos cuerpos que se acercan porque se atraen, porque se desean físicamente.

En serio, si no lo haces, esta es una invitación a que lo hagas, sin pena, sin vergüenza, de frente, con tranquilidad.

Atrévete, por si o por no, hablemos de porno.

No demos la espalda a situaciones reales, si tienes hijos, sin importar su género, háblalo, guíalos, el porno es real, permea todas las capas de la sociedad, pero nos engaña.

Hoy día que niños y niñas, tienen un celular en sus manos, es necesario que hablemos del tema, si no lo hacemos nosotros, lo hacen en la calle.

En internet, el porno está a la mano, sigue siendo “el profesor sexual” de todas las generaciones.

Tanto el porno que sigue produciendo la gran industria que se lucra de este.

Cómo la cantidad de videos caseros que consentimiento, o no, termina en las redes sociales. 

Quién no ha sabido de escándalos de famosos y no famosos, que luego de un momento íntimo de placer grabado, este termina rodando en las redes de manera viral.

La atracción sexual, es algo biológico y natural, en la que las hormonas, sustancias que no vemos, pero que existen en nuestro cuerpo, nos hacen sentir en la piel, en los órganos sexuales, sensaciones diferentes al acercarnos a la adolescencia. 

Son las hormonas, las que hacen que el más mínimo estímulo visual o táctil, nos genere  deleite, excitación, calor que arde en el cuerpo.

El género masculino sigue siendo beneficiado, en cuanto a que de alguna manera la sociedad ve normal, que mire o utilice el porno.

Las mujeres, unas más que otras, siguen pensando como nos enseñó la Iglesia, que es pecado, que no es correcto, que no está bien. 

Sin embargo, la exposición visual y de manera permanente al tema, nos llama a no seguir perpetuando el engaño, lo convierte en un tema que hay que hablar.

Por eso te invito,

Atrévete, por si o por no, hablemos de porno.


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